Arlequín
30.05.2018
Se pinta los labios
de dulzura fingida
y parpadea en exceso
regalando "te quieros"
que son en realidad inquisidores
clamantes porque el boomerang
retorne en círculo
a sus palmas ensangrentadas.
Guarda en la polvera
un filo transparente
para hacerse justicia
si el mundo en su contra
la despega de Venecia.
Qué hay bajo las muecas
de arlequín vibrante
más que cicuta y moco
verde pegajoso,
con el que mantienes a tu merced
almas inocentes.
No se atisba verdad
tras la mirada que en ocasiones
delata el surgimiento potencial
de la farsa a flor de piel.
Va desquiciando al populacho,
desatando gritos de horror,
al caérsele el tocado
de su hueco corazón.
Va sembrando nerviosismo
a cada partida estruendorosa
y recogiendo ansiedades
con las llegadas sigilosas.