Domingo
03.12.2017
"Pongamos que hablo de Madrid" interpretada por un hombre con poco dinero y bastante talento en un vagón de metro. Como un coro con poca práctica, los demás pasajeros empezaron a tararear al unísono. El mediodía del domingo saltó a las misas de Harlem, desde la Línea 5 que lleva al Rastro.
Las palomas soñaban con deshacerse del estigma que las rodea bañándose en una fuente en Lavapiés. Se miraban con el plumón revuelto gritándose "no somos ratas voladoras, no somos ratas voladoras".
Luz cálida en la mañana fría. Me senté en un cubo de piedra a esperar que diesen las doce. Leía a Virginia Woolf. Olía a pis de perro, con suerte, pero por lo demás todo parecía no tener prisa.
Abracé un paquete de macarrones y una caja de kiwis.
Las palomas soñaban con deshacerse del estigma que las rodea bañándose en una fuente en Lavapiés. Se miraban con el plumón revuelto gritándose "no somos ratas voladoras, no somos ratas voladoras".
Luz cálida en la mañana fría. Me senté en un cubo de piedra a esperar que diesen las doce. Leía a Virginia Woolf. Olía a pis de perro, con suerte, pero por lo demás todo parecía no tener prisa.
Abracé un paquete de macarrones y una caja de kiwis.