Herejía
21.05.2019
Yo de repente fui nada,
más que poder
y recipiente.
Me sobraba lo primero
y me faltaba contenido,
así que quise poner el cuerpo
a que le caiga por encima la vida,
a que caliente como el cuarto de la caldera.
Puse el cuerpo,
que estaba más desamortizado
que los comunes de Madoz.
Acumulada por el capital
en castellano, pero del Malo,
del herético, del verde, de la periferia.
Amamantada para parir voluntades,
pero no sabían
que van ya 43 días que no sangro.
43 meses que el deseo de ellos
me resbala más que agua bendita,
y el de las afueras
me cala hasta el cérvix
desde que me abrí de piernas
hace mucho más de 43 meses.