Historias de los medios de transporte

25.03.2018

He sido infiel. Las gotitas de agua salpiqueteaban sobre el hormigón y yo no quería ser menos. Pensé que no había nada de malo en coger el autobús por un día. ¡Madrid existía sobre el subsuelo! La ciudad se erigía húmeda y sin acicalar. Lo disfruté tanto, apenas podía pensar en algo más. Sólo a mitad de camino, cuando ya estaba contando con repetir, recordé al violinista de Versailles e imaginé su mirada perdida entre la multitud. Le había traicionado.

A la mañana siguiente, a plena consciencia, decidí repetir la sucia jugada. La culpabilidad pesaba menos que mi sed visual. Los edificios más antiestéticos complacían a mi alma intrépida, que no sabía cuán caro lo iba a pagar. Olía a viejo. En el ambiente se podía distinguir el perfume a costra del cuero cabelludo de un anciano de 80 años y el rastro del pis seco en los pantalones de felpa de otros tres o cuatro. Manos de piel transparente, como las bolsas de verdura del supermercado, temblaban agarradas a los sucios postes metálicos. Los bastones se escurrían al suelo y entorpecían el tránsito de pasajeros. Llegué a clase tarde, mareada por mi visita a la antesala de la muerte.

Para colmo, los tres semáforos con los que tuve que enfrentarme no sólo esperaban cerrados sino que se burlaban de mis cortos pasos, ganándome la carrera. Ya en este punto, admito que se ha convertido en algo personal: siento verdadera satisfacción cuando logro llegar a la acera de en frente antes de que el monigote se vuelva rojo. Del mismo modo, me frustra que sufra la metamorfosis antes de tiempo; me angustia y sufro resquemor.

Aunque en Asturias los trenes se cancelen sistemáticamente, en Madrid una espera cierta regularidad. Pues espera mal, en las profundidades de la noche austera, las locomotoras son fantasma. Un taxi me recoge en silencio y así, sin voz, se desliza por las calles de la ciudad. En algunas esquinas hay postes con cordones rojos rodeando brillantes tacones de aguja y abrigos de rancia piel.

Dos giros más tarde puede observarse el rodar de dos latas de cerveza aplastadas. De no ser porque tenemos el volumen al cero, habríamos escuchado un clong clong esférico y hueco.

-Buenas noches señorita. Cierro la puerta con la mayor suavidad posible para no fracturar la quietud. Burguer King me guiña un ojo a través de la persiana, doy media vuelta y le rechazo una vez más.

A propósito del cercanías disfuncional, me desperté contando con que habría algún tipo de inconveniente con el transporte. Mi casa se encuentra a un cuarto de hora de Oviedo, aproximadamente. Esto significa que, si una quiere estar en Oviedo a las 12, debe salir de casa a las 10 y media. Sí, había dicho un cuarto de hora, pero hay que contar con que la mitad de los trenes se extravían por el camino -o ni siquiera existen- y con que los buses suelen llegar una media hora tarde, o diez minutos temprano.

Ya tenía mi billete cuando la mujer del mostrador me dijo "no hay trenes a Oviedo". En un principio dudé acerca de si estaba constatando algo que yo ya sabía, un tren por hora está más cerca de ser ninguno que de ser alguno. Después descubrí que su afirmación caricaturizaba la situación habitual, la hipérbole casi me cuesta un viaje a Santander.

La mujer ni siquiera tenía un euro y medio para devolverme el importe de mi billete inservible. Me dijo, para colmo, "si vas a oviedo pide que te lo devuelvan allí". Como si una nube fuese a llevarme de un lugar a otro.

Misteriosa y afortunadamente apareció un bus que no figuraba en el horario. Ahora estoy camino Santader, un asiento detrás del que me correspondía. En la butaca 43, un borracho se rociaba con polvos de palomitas y azúcar de gominolas. Su fiesta de procesados estaba justo dónde supuestamente debía apoyar mi culo. "Oh mierda", farfulló torpemente al verme. Intentó incorporarse dando un espectáculo ciertamente lastimero.

El matrimonio que estaba al fondo del bus me hizo una seña para que me pusiera en otro lugar. Obedecí y les escuché escupir sapos y culebras sobre el pobre harapo que se batía contra el vómito potencialmente factual. 

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar