milhojas de nata y fresa
la agilidad de tus dedos
engarzando mis rizos
como pelando mandarinas
para dar de comer a la boca amante
me deja colgando sortijas
capaces de sostener al vuelo
lágrimas de oro y jazmín.
miras al espejo
para mirarme a mí
para juzgar el trabajo de escultura
de mi pelo en tus manos
más primavera más orgulloso
y sonríes satisfecha
como si fuera la muñeca
a la que entregarle dedicación
infantil y apasionada.
un aleteo en tu mirada
si yo intercepto
tus ojos pecosos en el espejo.
ahora los labios de rojo
ordenas dulce
y yo obedezco a tu pestañear
consentidora
sabiendo que será aparatoso
dejarte la boca manchada.
mi existencia golosa
se queda pendiente de ti
con las sortijas colgando
y la sonrisa despintada
mientras hago el camino de vuelta
devorando milhojas con nata.
su fresa se parece
a la nariz respingona
que cobija unos besos
mejores que cualquier delicia
de pastelería guadalajara.
pasos lentos, lamo mis dedos,
recapitulo
te he llevado un lirio
un nardo rosa con olor
mimosas amarillas
y un paseo en coche
al fondo de mi habitación
para que reconozcas fácilmente
el letrero de entrada,
siempre bienvenida,
con los rizos dispuestos
para tu hacer orfebre.