Niñas perdidas
02.05.2018
Redescubrir los jadeos de entusiasmo.
Reencontrarme con la versatilidad del suelo.
Renacer tan flexible como un tallo.
Revivir los ataques no violentos.
Así es como se gana
una tarde haciendo nada.
En consecuencia tengo:
Una quemadura burdeos
en el interior de la muñeca;
chocolate juguetón
en la golosa sonrisa;
el descanso muy ligero,
las piernas muy sueltas,
el sueño muy profundo,
el sueño muy tangible,
y veinte primaveras tan saturadas
que no pesan.