Reivindico mi derecho a ser un monstruo, como Susy Shock

08.10.2019

Ayer estaba siendo de cristal

copita fina para la nochebuena.

No vayas a arrimarte demasiado

que luego te quedas media-opaca,

así como sobada.

Sobre todo cuidado con los dedones que juegan

a mojar en las gotitas de tu culo esas yemas grasosas

y después van y frotan con rudeza tus cantos

y te sacan chillidos obscenos que no puedes silenciar.

Ayer estaba siendo brotecito

de corte impresionista

en delicado pastel.

Sin oler demasiado,

porque viste que las flores resultonas

siempre acaban en jarrones

en las mesas de nochebuena

donde hay niños que juegan a martillar las copas

y hacer pociones con los pétalos de una.

Ay, pero me caí de la caja

cuando me estaban por limpiar

y entonces la madre:

¡cuidado! No andéis descalzos

no os vayáis a lastimar.

Lastimada me creen a mí por puntiaguda

por haberme vuelto matorral,

que ni siquiera zarza,

y ser la que torna arduo

el camino del príncipe hacia el castillo de bellas

no tan durmientes.

Ahora me llamo Berenice,

soy culebra

mudo escamas

y me emborracha la sangre de los que visten ajos.

Mañana quizá sea un tornado

y revuelva coños y piernas peludas

todo en uno, una, une, unx, uni,

mañana iré a la uni con mis piernas peludas

y la falda a la altura de la corbata

dejando semicubierta la hemorragia de mi coño.

Soy bruja de los montes de Asturias

-eso siempre queda, aunque de pequeña me decía hada-

y hablo una lengua castigada

a la que dicen castellano vulgar,

malhablado.

La malhablada soy yo,

no mi lengua,

y "nun me falen tan mal"

que puedo volver a ser copa.

Reventar, esta vez,

entre tus labios

podría ser mejor idea,

quizá incluso quieras que me derrita en tu boca.


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