Reivindico mi derecho a ser un monstruo, como Susy Shock
Ayer estaba siendo de cristal
copita fina para la nochebuena.
No vayas a arrimarte demasiado
que luego te quedas media-opaca,
así como sobada.
Sobre todo cuidado con los dedones que juegan
a mojar en las gotitas de tu culo esas yemas grasosas
y después van y frotan con rudeza tus cantos
y te sacan chillidos obscenos que no puedes silenciar.
Ayer estaba siendo brotecito
de corte impresionista
en delicado pastel.
Sin oler demasiado,
porque viste que las flores resultonas
siempre acaban en jarrones
en las mesas de nochebuena
donde hay niños que juegan a martillar las copas
y hacer pociones con los pétalos de una.
Ay, pero me caí de la caja
cuando me estaban por limpiar
y entonces la madre:
¡cuidado! No andéis descalzos
no os vayáis a lastimar.
Lastimada me creen a mí por puntiaguda
por haberme vuelto matorral,
que ni siquiera zarza,
y ser la que torna arduo
el camino del príncipe hacia el castillo de bellas
no tan durmientes.
Ahora me llamo Berenice,
soy culebra
mudo escamas
y me emborracha la sangre de los que visten ajos.
Mañana quizá sea un tornado
y revuelva coños y piernas peludas
todo en uno, una, une, unx, uni,
mañana iré a la uni con mis piernas peludas
y la falda a la altura de la corbata
dejando semicubierta la hemorragia de mi coño.
Soy bruja de los montes de Asturias
-eso siempre queda, aunque de pequeña me decía hada-
y hablo una lengua castigada
a la que dicen castellano vulgar,
malhablado.
La malhablada soy yo,
no mi lengua,
y "nun me falen tan mal"
que puedo volver a ser copa.
Reventar, esta vez,
entre tus labios
podría ser mejor idea,
quizá incluso quieras que me derrita en tu boca.