Salón de belleza

25.10.2018

MARIA, al buzón de voz:             Tienes que calmarte, o acabarás como las señoras del salón de belleza del sábado por la mañana. Además, Lola, deja el autoengaño para otras cosas, como el amor, o yo qué sé. No puede ser que te pases los días sustituyendo el chocolate por el cigarrillo, el cigarro por el vino, el vino por la cafeína, y para colmo no tengas ni un mísero orgasmo. 


Fini, Loli y el resto de clientas habituales se pasan por aquí como si esto fuese una farmacia. Yo tengo lexatines, pero quiero diazepam, que me duelen las cervicales. Trae uno, yo te puedo dar trankimazin. Y así con el prozac, el cymbalta y la marihuana terapéutica. No sé si los vapores del tinte pueden interferir de alguna manera con su química alterada, pero esto ya parece la peluquería de un circo. 

La semana pasada apareció Pilar dando voces, insultando al infinito en ruso, divertidísima porque nadie la entiende y puede blasfemar contra los cerdos de sus ex. Le estaba lavando la cabeza a una chica que no había venido antes. Mira que les tengo dicho que no monten el espectáculo si ven caras desconocidas, que no llego a fin de mes. Se colocó sus propios rulos y empezó: ¡la guerra! ¡Viene la guerra! Porque los catalanes no se pueden estar tranquilitos, yo creo que les habría que mandar al ejército Y ACABARÍAMOS CON TANTA TONTERÍA.

Pues así acabarás tú, Lola, si no tienes cuidado. El otro día vi un documental sobre Bette Davis, lo acabo de recordar porque ella también se emborrachaba sola, pero con whisky. ¿Sabías que no soportaba a Joan Crawford? Esa bebía Pepsi. Es una pena que todas las señoras me pidan el mismo tocado, me encantaría hacerles esos peinados al estilo Hollywood de oro, ¿sabes? Si te pasas por el salón, te lo hago gratis, pero nada de whisky. 

Siguiendo con lo del otro día, Pilar empezó a gesticular señalándose la barriga y casi le meto la espuma del jabón en los ojos a la muchacha para ahorrarle el show. Embarazada, decía, y luego se puso a chillar que si estaba estreñida y que si no podía cagar desde hace no sé cuánto. 


Van a acabar conmigo, te lo digo. Para colmo, la madre de Pilar ahora se trae al caniche de paseo. Hasta me ha "regalado" una cama de perro de color rosa muy hortera para dejar bajo el tocador. Creo que sacaría más dinero vendiendo el pelo que se me cae que arreglando las cabezas de estas histéricas. 

Bueno cariño, te espero la semana que viene, cuídate o no llegarás a fin de año. 


(MARÍA cuelga  y ve una tableta de xanax sobre la butaca donde le había hecho la permanente a Fini. Se la toma y cae dormida junto a los mechones de pelo que cuelgan del cajón.)

(Suena el teléfono. Salta el contestador.) LOLA, al otro lado de la línea: Hola María, supongo que ya habrás salido de la peluquería. Llámame cuando oigas esto, ¿te apetece quedar y nos tomamos una copa? 

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